ESPAÑA: EL PARTIDO POPULAR IMPONE SU RELATO, ARRASA EN LAS URNAS Y VA POR MONCLOA

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 “Es la economía, estúpido”. En 1992, durante la campaña electoral de Bill Clinton contra George H. W. Bush (padre), James Carville, estratega del candidato demócrata, pronunció esa frase en su desesperación de enfocar la campaña sobre cuestiones más relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas y no tanto en la disputa ideológica.

Clinton se convirtió en el presidente de Estados Unidos y la frase se popularizó por todo el planeta. El lema, casi imbatible cuando se abren las urnas, quedó enterrado este domingo en España en unos comicios autonómicos y municipales en los que la derecha logró que la ideología (el relato) prevalezca sobre una de las mejores economía de Europa, sobre gestiones locales con logros palpables para mostrar tras una pandemia y una guerra que trastocaron al mundo.

Con el discurso de Isabel Díaz Ayuso como bandera, el PP logró lo que buscaba, nacionalizar los comicios y plebiscitar la gestión de Pedro Sánchez. Le sacó más de 700 mil votos al PSOE en el recuento global, consolidó el poder donde ya gobernaba (Comunidad y ciudad de Madrid, por ejemplo) y se quedó con bastiones claves, como la Comunidad de Valencia. También con Balears, Cantabria o Aragón. También gobernará en todas las grandes ciudades menos Barcelona.

Una foto del huracán azul: el PP gobernará en todas las grandes ciudades de Andalucía, histórica comunidad socialista (¿puede pensar el PSOE retener Moncloa sin Andalucía?) alineando ciudades y provincias a la gestión regional de Juanma Moreno.

Para entender el nuevo equilibrio territorial tras las elecciones de este domingo y el cambio de tendencia basta con mirar la foto del 2019, que dejó un panorama muy favorable para la izquierda.

De las doce regiones, nueve cayeron del lado progresista en un ciclo electoral donde el bloque de la derecha estaba dividido en tres fuerzas, Partido Popular, Ciudadanos y Vox. La reducción en dos fuerzas (el PP absorbió por completo a Ciudadanos quedándose con dos millones de votos, nada menos) es una explicación del éxito conservador.

El otro elemento clave es el trasvase de votos de un bloque a otro, del PSOE al PP. ¿Una lectura? La narrativa. La derecha logró imponer el relato del apocalipsis, de ETA, del comunismo, de Sánchez como un “dictador” a derrotar.

El Gobierno, consciente de que las urnas no iban a ser favorables, no esperaba semejante golpe. No esperaba perder 15 capitales. Las elecciones de este domingo dejan, a solo siete meses de las generales, una sensación de fin de ciclo.

La economía, pese a todo, sigue robusta. El trabajo en cifras récord. Las ayudas sociales y las medidas para que las clases medias no pierdan poder adquisitivo son inéditas. Pero nada de eso parece tener peso electoral. Solo el relato. Y en ese juego el PSOE está perdido.

Ni hablar de Unidas Podemos, el gran impulsor de muchas de estas medidas redistributivas. Los morados han perdido fuerza en todos los distritos, en algunos casos sin representación parlamentaria, como la ciudad y la Comunidad de Madrid.

Si el PP es el gran ganador de las elecciones, Vox se sube al podio con la medalla de plata. La ultraderecha no solo mejora todos sus números, lo más importante: se erige como el socio natural de Génova, el aliado para formar decenas de gobiernos a partir de este lunes y el amigo (incómodo) que le abrirá en diciembre las puertas del Palacio de la Moncloa. Vox dejó de ser tabú este 28M. Será decisivo en 18 capitales de provincia para que el PP sume mayoría absoluta.

Si el PP es el gran ganador de las elecciones, Vox se sube al podio con la medalla de plata. La ultraderecha no solo mejora todos sus números, lo más importante: se erige como el socio natural de Génova, el aliado para formar decenas de gobiernos a partir de este lunes

La medalla de oro se la llevó el PP, pero no el PP de su líder, de Alberto Núñez Feijóo. Triunfó el PP trumpista de Isabel Díaz Ayuso, la dama de hierro de la política española, la que conduce al partido sin tener esas credenciales. Su radicalización, absurda, burda y arriesgada para muchos analistas políticos, cosecha cada vez más votos.

Ayuso no reemplazará a Feijóo como candidato a las generales, eso está claro. Pero escribirá su libreto. Y ese guion no va a tener nada de moderado.

Por lo pronto, esa interna, que será relevante en los próximos meses, se camufló en abrazos, sonrisas y fraternidad en los festejos de Génova. Allí, la celebración era con desenfreno pasadas las once de la noche. La frase más escuchada: “Estamos ante un cambio de ciclo absoluto”.

Fuente: La Política Online

Redacción

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