LATINOAMÉRICA IMPULSA EL NUEVO VERMUT A FUERZA DE ENCUENTROS Y AMIGAJE

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Productores de siete países se reunieron en Uruguay para darle vida a un nuevo Encuentro Vermutero. Un movimiento que reinventa el aperitivo de toda la vida para expresar aromas y paisajes locales.

El vermut que decoraba las mesas de nuestros abuelos vive un rejuvenecimiento impulsado por artesanos del nuevo mundo que lo adaptan a sus suelos y culturas.

Los días 20, 21 y 22 de septiembre una nueva generación de productores se reunió en Montevideo (URU) para celebrar el Primer Encuentro Vermutero de Latinoamérica. Tres días de charlas, degustaciones y pop ups dejaron claro que en esta parte del mundo la emblemática bebida viene a ocupar nuevos lugares con expresiones de calidad.

El evento, organizado por La Fuerza Vermú (ARG) y Vermut Flores (URU), contó con la presencia de dieciséis productores de Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú, Chile y México.

Los artífices, de sur a norte: Al Voleo Vermut, La Fuerza Vermú, Belgrano Vermut y De Lucca Wines representaron a Argentina; Vermut Flores, Rooster Vermouth y Maledetto oficiaron como anfitriones charrúas; desde Chile viajaron los amigos de Luther Vermouth; Yerba Santa trajo los aromas de Bolivia y Avelino Vermouth los de Perú. Además, hubo representación brasileña con Gargalo Vermute y  San Basile Destilería. México también dijo presente con Carmel.

Tres días de amigaje

La Vermutería Flores fue sede de la primera noche, con una barra especial a cargo de los bartender brasileros Tábata Magarao y Ale Bussab. Una antesala ideal para lo que ocurriría un día después.

El 21 de septiembre, hubo un conversatorio para analizar cómo se piensa y cómo se hace el nuevo vermut en este lado del mundo. La apertura estuvo a cargo de Álvaro Aniano y Martín Auzmendi, socios fundadores de Vermut Flores y La Fuerza respectivamente. Maximiliano Guerra, creador del podcast Gastropolítica, cerró el conversatorio con una hermosa reflexión.

Desobedeciendo la mala prensa que sugiere el término, Guerra invitó a los presentes a contaminarse de los sabores y experiencias de otros. Para rediseñar la categoría, el nuevo vermut se nutre de los intercambios entre sus hacedores.

Al terminar el conversatorio, todos los participantes firmaron un manifiesto para declarar el 21 de Septiembre como Día Internacional del Vermut en el Hemisferio Sur.

Osvaldo Gutiérrez, gastronómico de la Villa de Merlo, es creador del vermut puntano Al Voleo y uno de los productores que movilizan este movimiento histórico. Al consultarle sobre el evento, valoró que los rituales vermuteros se reescriban con la esencia de cada lugar.  “Estos días de reencuentro con amigos alumbraron que la voluntad del encuentro y el disfrute están plasmadas en el vermut contemporáneo de la región. Creo que esta camada le aporta humanidad a la categoría, porque veo a personas compartiendo lo que la naturaleza les mostró. Sólo así se acerca el vermut a la comunidad”, expresó Gutiérrez.

El encuentro continuó por la noche con un pop up a cargo de Gonzalo Arancibia (CHI) en el Hotel Costanero. Y el último día los dieciséis productores presentaron más de treinta variedades de vermut en una Feria de Degustación, celebrada en la ciudad vieja montevideana.

Expresiones federales de un movimiento global

Martín Auzmendi es uno de los socios de La Fuerza Vermú y uno de los productores pioneros de la nueva ola vermutera. Empezaron a pensar en vermut allá por 2016, cuando todavía no asomaban nuevos productos en el mercado. “No teníamos idea de qué podía ser un vermut local, no había referencias a nivel de estilo, sabor y características. Hicimos un desarrollo de cero”, confesó Auzmendi.

El productor explicó que el nuevo vermut los llevó a explorar insumos que transmitan una identidad local. Y agregó: “Había una tradición forjada por los vermut italianos. Pero nosotros queríamos comunicarlo de manera distinta, transparentando los ingredientes y poniendo de relieve el vino”.

Junto con Julián Díaz, Agustín Camps y Sebastián Zuccardi lanzaron La Fuerza a comienzos de 2018, con motivo de la inauguración de su icónico bar en Chacarita.

Al poco tiempo nacieron otros proyectos en Argentina y comprendieron que había otros productores compartiendo la idea. Había que probar lo que hacían.

“Íbamos probando cada vermut local y de afuera. La bebida era un vehículo para conocer a otros productores. Así llegamos a Osvaldo, probamos Al Voleo en Mendoza y nos encantó. Cuando averiguamos quién lo hacía nos sorprendimos, había algo especial en cómo lo hacían y cómo lo comunicaban”, recordó Auzmendi.

La terraza de La Fuerza Bar empezó a recibir a productores artesanales de todo el país, que viajaban a Buenos Aires para compartir los aromas de sus geografías. De aquellos encuentros brotaron amistades y la convocatoria fue cada vez mayor. Pronto se amplió el escenario: a los elaboradores nacionales se sumaron los de otros países. Y el movimiento cobró impronta regional.

“Esta nueva generación refleja la diversidad de Latinoamérica, con una variedad de productos increíble. Hoy se puede pensar como expresión genuina de un lugar, de sus vinos, sus frutas, sus hierbas y flores. Ahí se ve lo mágico de Latinoamérica”, reflexionó Auzmendi.

Si el vermut está vivo es por el impulso de productores que valoran el encuentro, con un lenguaje común pero sin un temor reverencial a las tradiciones. La cultura vermutera se reescribe en estas latitudes y proyecta una identidad única a todo el mundo.

Redacción: Guido Raza-Agencia Gambeta

Fotografía: Álvaro Portillo

Redacción