El Intendente de Merlo tiene un nuevo trabajo: podar el jardín
Cuando los roles políticos se confunden todo se vuelve un show
Siempre es bueno que las autoridades, entre los distintos niveles de gobierno, dialoguen. El consenso y el dialogo siempre redundan en mejor calidad de vida para los ciudadanos, porque cuando se priorizan los problemas que afectan a estos la política encuentra su sentido. El problema se da cuando, quienes tienen responsabilidades delegadas por un tercero, como es el caso de un ministro que representa al poder ejecutivo provincial, transforme los acuerdos en retos, algo que es inentendible si se trata de un intendente, quien es la cabeza política de una jurisdicción, que a diferencia de un ministro, es elegido por el voto de la gente.
Algo parecido sucedió ayer entre el Intendente de Villa de Merlo, Juan Álvarez Pinto, y el Ministro de Seguridad de la Provincia, Luciano Anastasi, en dónde este último mandó al intendente a cortar el pasto para dar mayor seguridad a los vecinos. Más allá de las formas del dialogo, y de que el ministro ni siquiera tuvo la delicadeza de entrar al despacho del intendente, lo que importa aquí es que tanto uno como otro tienen responsabilidades en esa materia, y no pueden resumirse en mandar a un representante del pueblo a cortar el pasto.
La responsabilidad del ministro es velar por la seguridad en todo el territorio de la provincia, generando los marcos de acción de la política provincial, y en todo caso, apoyar a los ejecutivos locales en mejorar sus tareas, no en decirle como hacerla, dado que existen autoridades para eso. En estos casos, se suelen celebrar acuerdos de cooperación, foros de debate, y muchas otras herramientas que tiene la política para alcanzar consensos. Lo del ministro, más allá de que sea vergonzoso, no deja de ser inentendible en relación a que es un simple empleado del ejecutivo provincial, y ni el propio Gobernador se hubiera presentado de esa manera.
Aunque tuviera razón, y el problema fuera el estado de los pastizales, hay normas no escritas de la política que hacen que una visita sea algo productivo o un show de comedia. Y en esto ha transformado el ministro su visita. Tal vez, porque en los últimos días se han visto numerosos hechos de inseguridad en la provincia en los distintos medios, entonces se ve en la necesidad de mostrar que algo está haciendo, pero mandar a un intendente a podar el jardín no es de las salidas más felices. Esperemos que para adelante prospere el dialogo y se puedan acercar posiciones para lograr una mayor seguridad para los merlinos.
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