Escuelas sí, alpargatas no: la justicia le dio la razón a un grupo de padres y ONGs y ordeno la continuidad de las clases presenciales en CABA

Compartí

El gobierno nacional, a pesar de saltearse la constitución nacional, no logra convencer con sus decisiones ni a propios ni a ajenos

Por Heráclito Gómez

Invertir el orden de los factores de un histórico anatema del peronismo no es por el gusto o el posicionamiento anti peronista. Todo lo contrario, no soy partidario de la dialéctica de los anti, sino más bien que creo en los propositivos, en las afirmaciones que buscan un horizonte. La doctrina peronista, que quizás a muchos pueda disgustarle, y que, cómo tantos libros u ideologías que uno ha leído a lo largo de su historia, tiene sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas, pero situadas en un contexto histórico y vinculadas a problemas concretos.

De hecho, la idea de “comunidad organizada” de Perón, tiene mucho que ver con el cristianismo, incluida su idea acerca del hombre que trabaja y vive en dicha comunidad debe formar parte activa, ganándose incluso el propio pan que consume. Difícilmente cualquiera de nosotros este en contra de esto, lo cual no nos convierte en peronistas. El punto, es que esto que hoy se dice peronismo no es tal, es más bien un club de millonarios que hace un culto a la pobreza porque son, lo mismo que a un industrial su fábrica, sus medios de producción para mantener una vida de holgazanería, porque a diferencia de los industriosos, los comerciantes o los empresarios, los políticos nada invierten, nada pierden, su riesgo es 0.

Ahora bien, lo que más me subleva es está cuestión de la manipulación de los datos para llevarse puesta la constitución nacional, y utilizarlos para la politiquería y la disputa de poder mientras condenan a miles de compatriotas a una vida de indignidad, sin sustento y quebrados. Los datos no mienten, el gobierno nacional sí.

El quid de la cuestión es que decidieron poner un “toque de queda” con el eufemismo de restricción de circulación producto de la situación sanitaria, y ya que estamos, dejamos a los pibes sin clases. Esto, sobre la base de casos que aumentan constantemente en todo el país, pero de los cuales, el 50% pertenecen exclusivamente a la provincia de Buenos Aires. La gente no se contagia en las escuelas, sino en el tren Roca, apretujada para ir a buscar su sustento diario, trabajar para vivir, algo que muchos de estos políticos no conocen.

Pero es más fácil pegarle a la ciudad, y a su jefe político, para empezar la campaña electoral. Lejos estoy de la intención de defender a Larreta, pero si ponerme y posicionarme del lado de muchos que hoy ven como su fuente de trabajo se derrumba o su pequeño negocio se va a pique, sólo porque un grupo de millonarios dedicados a la política determinan que es lo mejor para el país. Es decir, no queremos que te mate el coronavirus (algo que por cierto es falaz, dado que los datos indican que su letalidad esta por debajo del 0,27) pero si podemos aceptar que te destruyan nuestras decisiones, aunque sean decisiones que indirectamente maten.

Lo del gobierno nacional es canallesco, y esto va más allá de las ideas políticas personales. Solo a un grupo de canallas e inescrupulosos se les puede ocurrir algo tan siniestro como encerrar a gente sana, crear terror y culpar a todo un país de su propia ineficiencia. Y digo de su propia ineficiencia porque son ellos quienes decidieron presentarse para gobernar, pero se han dedicado, durante un año a hacer política barata para “las verdes”, organizar velorios, y de paso, quedarse una reserva de vacunas “para posibles brotes” que terminaron aplicadas en los brazos de amigos, militantes y amantes.

La justicia de la ciudad tuvo algo de dignidad y devolvió a los pibes a lo que necesitan: las clases. Y no porque aprendan más o menos matemáticas, sino porque es un ámbito de socialización, aprendizajes, formación de valores y tantas otras cosas intangibles que hacen de una persona lo que es y lo que será. No ver el problema real tiene dos conclusiones posibles, o estamos ante un gobierno que no sabe hacia donde va, o estamos en manos de un grupo de inescrupulosos que son capaces de cualquier acto, por más vil que sea, para perpetuarse en el poder.

Redacción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *