La grieta yankee y su impacto en América Latina

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La grieta argenta parece teñir toda la mirada sobre la política, incluida la internacional. Ahora pareciera que las opciones de posicionamiento son ¿Biden o Trump?. A priori, ninguno de los dos. Pero en los disparates ideológicos en los que se ha transformado nuestra política, pareciera que Biden es el abanderado de los derechos y un “progre” americano, mientras que Trump es ese político “racista, blanco y de derecha” que todos podemos odiar. ¿Pero acaso no son lo mismo?. Baste mirar el gabinete de Biden.

De un lado de la grita, toman a Biden como si fuera una especie de conquista de la izquierda sobre EE.UU., para convertirlo en un país “más humano”, con más derechos. Una especie de “proyección” de la mirada nativa sobre una persona, partido político y conjunto de ideas, que nada tienen que ver con la realidad nacional ni latinoamericana. Biden es demócrata, y futuro presidente de un país imperialista, y aunque en sus filas se tolere a ciertos grupos, esto no quiere decir que sean revolucionarios. Un poco de realidad, y de historia.

Los demócratas fueron quienes sostuviero el KKK en el pasado, y en el presente, bajo el premio nobel Obama, iniciaron muchas más guerras que los republicanos, y eso que no intento defenderlos, sino tan solo pensar que a veces podemos confundir con nuestra mirada, algo que puede parecernos simpático, pero en el fondo es una nueva forma de colonización.

De este lado de la grieta, Biden es presentado casi como un humanista, un tipo que puede ayudar a Latinoamérica, pero la realidad es muy distinta. Biden tan sólo es el personero y representante de dos de las mas grandes estructuras de nuestro tiempo, el capital financiero, y el capital de las nuevas tecnologías y los medios masivos de comunicación.

Del otro lado de la grieta, Trump es presentado como un nacionalista. Un anticomunista hecho y derecho que va a salvar al mundo de la “marea roja” en la que se encuentra. Nada más alejado de la realidad. Primero porque tal “marea roja” es un ficción, tan sólo hoy se ven grupos con reivindicaciones segmentadas de acuerdo a las estrategias de marketing planeadas por las grandes agencias y ONGs internacionales que presentan una variedad de opciones sobre las que reivindicar y le inyectan dólares.

Trump es tan solo el representante de otros intereses, nacionales tal vez, pero no dejan de ser los intereses de una parte del capital, y confundir la figura de uno u otro como potenciales salvadores de causas que no existen hacen a la militancia perder el foco de la cuestión. Como peronista, creo que la tercera posición más que nunca debe ser tomada en consideración, porque la oportunidad es única.

¿Qué opciones tiene Latinoamérica?

En el pasado, las posibilidades de movimientos emancipatorios se dieron en el marco de una “distracción” del imperio en otras partes del mundo, hoy la posibilidad es mucho más avasallante, porque el imperio está en pugna consigo mismo. Y no para destruir o mantener el capitalismo, sino lo que están discutiendo, y a fuerza de pistola, es que modelo de capitalismo vamos a tener para el mundo.

Pensar que Biden va a ser temblar el capitalismo y llevar a EE.UU. a un paraíso socialista es tan cándido como pensar que Trump va a destruir los avances logrados hasta ahora. Biden o Trump da lo mismo, lo que hay que hacer es abandonar la militancia de los 140 caracteres que nos propone el posmodernismo del relato de la posverdad, y empezar a leer el proceso de EE.UU. en clave histórica.

La opción hoy para nuestro continente es única, mientras ellos se pelean a ver que capitalismo triunfa, se nos abre una puerta para pensar que tipo de sociedad, de gobierno y de estado queremos. Tenemos tiempo, porque la lucha intestina en la primer potencia del mundo va a llevar unos años para resolverse, pero no va a ser eterna, en algún momento, los poderes económicos se van a alinear con el que tenga más chances de imponerse. Así que tenemos dos caminos posibles, seguir en la ficción de que el triunfo de uno puede traernos el paraíso y el del otro el infierno, o empezar a pensar, desde una mirada nacional y continental que pueda hacer frente a los embates que, sin lugar a dudas, se van a venir contra nuestras sociedades, una vez que el capitalismo resuelva sus propias internas.

¿Biden o Trump?. Que más da.

Redacción

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