Ministra nueva, problemas viejos

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Los escándalos del vacunatorio VIP no se acaban con un cambio de figuritas

Créditos: telám.com.ar

“El rey ha muerto, viva el rey” solían esgrimir los nobles en la edad media para dejar en claro que, si bien desaparecía la cabeza, el sistema iba a seguir funcionando. Y parece ser la estrategia elegida por el kirchnerismo para afrontar el escándalo, que recién comienza, desatado por el vacunatorio VIP de Ginés González García.

El nombramiento de Vizzotti no es ni más ni menos, que la prolongación y la continuación de esa institucionalidad, sin indagar en profundidad en la raíz del problema. Y esto no es menor porque sobresalen, aún para un observador poco atento, dos cuestiones fundamentales ¿Cómo podía ser que, siendo la segunda del ministerio, y teniendo a cargo la vacunación no supiera nada de esto?, y si no sabía, ¿Cómo se toma la decisión de poner al frente a alguien que no es capaz de tener bajo control aquello que conduce?

En realidad, el poder político que hoy maneja el ejecutivo nacional tiene poca predisposición a realizarse estas preguntas, porque de lo contrario tendría que dar demasiadas explicaciones, por eso ha elegido la estrategia de cortar la cabeza del rey sin que caiga la institucionalidad. El escándalo de la vacuna, y cada día que pasa va quedando más claro, no salpica sólo a Ginés, sino que alcanza a políticos, sindicalistas, empresarios y militantes.

Empiezan a conocerse fotos e informaciones de distritos en dónde los vacunatorios, no tan vip, pero para los amigos, eran manejados por la Cámpora para vacunar a militantes y amigos, y también para hacer política en los barrios, “vendiendo” la imagen de salvadores de la patria a partir de decidir quiénes se vacunaban y quienes no, en función de la cercanía con dicha agrupación.

Esta versión socialista y lavada del peronismo, que se conoce como kirchnerismo, tiene las mismas prácticas que los partidos comunistas que decían reemplazar la propiedad privada por el pueblo, pero en el fondo sencillamente hubo un cambio en la forma en que se distribuían los privilegios. Así, los jerarcas del partido, por ser quienes hicieron la revolución tenían el derecho, ya que les pertenecía por fuerza, de decidir cómo y a quién le repartían los frutos del botín socialista.

No es de extrañar que esta misma práctica es la que utilizan estas organizaciones, que creen hacer una especie de “revolución patriótica” contra la oligarquía, pero se han convertido en el nuevo poder conservador en Argentina, y como fruto de ese juego ideológico creen que por fuerza tienen el derecho de arrogarse quien vive y quien no, quien recibe vacuna y quien va a la cola por no aceptar las bondades ideológicas de la patria creada por Néstor y Cristina. Por eso no extraña que hayan privatizado la salud, a pesar de decir todo el tiempo que están a favor del estado, porque esto sólo se cumple si ellos son gobierno. Así, en la lógica kirchnerista, estado y gobierno son lo mismo, y quien lo conduce tiene derechos, claro, salvo que sean ellos.

Por eso, y más allá del acto de corrupción de las vacunas, la invitación es a reflexionar no sólo porque se dan estas cosas, sino cual es su matriz ideológica. El kirchnerismo no sólo es corrupto, no lo explicaría solo esto, sino que hace falta desentrañar esa raíz de pensamiento que los lleva a creer que el manejo de lo público, en manos de las organizaciones, es casi una tarea política divina, porque fueron ungidos por el pensamiento y la teoría capaz de salvar al pueblo. Si lo hiciera otro, sería un acto criminal, porque así son todos los gobiernos de “derecha” que no son peronistas.

Sólo en esta dualidad existencial del “ellos” y “nosotros” es posible comprender porque operan de esta manera. El estado importa sí, pero sólo si está a nuestro servicio, porque somos el partido de vanguardia, y tenemos todos los derechos por ser los conductores de la liberación, esta es la “razón” con la que funciona el progresismo liberal kirchnerista.

Esto hace que. si no les gusta el intendente, el estado deje de existir, y transforman las unidades básicas camporistas en vacunatorios. Un disparate. Por eso lo de las vacunas no es un caso cerrado, es el ovillo del hilo que hay que tirar para desnudar una práctica de apropiación del estado en nombre de una “revolución nacional y popular” que sólo existe en la cabeza de quienes tienen anteojeras que les impide analizar la realidad, o al menos planteársela, de otra manera.

Créditos: lanación.com.ar

El partido de la “revolución nacional y popular” ha cambiado los fusiles de los 70´ por lo dólares del capitalismo, comprando empresas, haciendo negocios y privatizando, de forma encubierta el estado. Por eso hoy la grieta no es la vieja “lucha de clases”, sino que es una lucha entre “esencia” y “sustancia”, entre “discurso” y “práctica”. Dirigentes millonarios, dignos de una oligarquía política, con una base de seguidores empobrecidos, pero ideológicamente controlados.

La grieta hoy ejemplifica un verdadero choque nacido de esta post verdad en dónde la relación entre acción y discurso, que en la modernidad iban de la mano, se ha separado entre esencia discursiva y realidad sustantiva. La separación de estas dos cuestiones es lo que explica este fenómeno de marxismo post moderno llamado kirchnerismo. Por eso, la grieta no puede cerrarse, sencillamente porque pone a prueba el más sencillo sentido común entre la realidad y lo que se dice de ella.

Vizzotti, no es ni mas ni menos que más de lo mismo. Es la garante de que los daños del escándalo van a ser controlados, pero eso no quiere decir que la práctica cambie, porque está en la esencia de un pensamiento político que cree que el estado les pertenece por mera acción discursiva, por posicionamiento ideológico. Con el correr de los días nos enteraremos acerca de la verdadera profundidad de estos casos de corrupción, pero no harán mella si no se antepone una discursividad que vaya contra esta corriente que pretende hacer suyo por la fuerza lo que nos pertenece a todos.

Redacción

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