Apertura de las legislativas: Entre la euforia y el escepticismo

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Con una sesión remota y sin tribuna, mañana será el discurso del presidente que abrirá el año legislativo

Una apertura de año muy diferente a lo que suele verse, no sólo porque el recinto estará semivacío, y no se oirán los ya clásicos canticos de la militancia cada vez que el presidente diga alguna frase, o lance alguna invectiva contra la oposición, o contra alguno de los sectores que hoy se hallan enfrentados al gobierno. Además, está apertura está inmersa en el escándalo de las vacunas y con una convocatoria corta, pero fresca, contra el affaire del “vacunagate”.

El presidente pidió cordura a los militantes, así que la plaza fuera del Congreso estará tan vacía como el propio recinto, tal vez algunos, los más fanáticos se atrevan a acercarse y poner las siempre presentes banderas de las organizaciones, aunque la bajada de línea oficial es la prudencia. No tiene una apertura fácil y sabe que tiene que sopesar cada palabra que diga en un año electoral, cargado de sentidos, en dónde tendrá que elegir si le habla a la militancia o a la sociedad toda.

El clima que se espera para esta apertura oscila entre la euforia de los propios que esperan se conozcan los números de la “recuperación” y los vacunados, y el escepticismo de una oposición, que no confía en la palabra presidencial y que está al acecho de posibles mensajes sobre el avance en la justicia y la reforma del ministerio público fiscal. El famoso lawfare vs, el avasallamiento de la justicia será tal vez el tema más esperado, y que marcará la agenda de los próximos días.

Pero quizás el mayor desafío sea convencer a una sociedad agotada por la cuarentena y la pandemia que hay un camino claro, con una idea de futuro que enamore a todos, y, demostrar que el esfuerzo que se realizó el año pasado no fue en vano. Lo que viene para adelante no pueden ser sólo promesas, ya no alcanza con la palabra de Alberto, por eso va a ser una tarea titánica para el presidente revertir la imagen negativa que la sociedad tiene del gobierno, sobre todo, después del escandalo de las vacunas, que, aunque quieran minimizarlo, hizo estragos en la imagen de la coalición gobernante, y amenaza seriamente las chances electorales del oficialismo.

El discurso de Alberto no va a ser fácil. No tanto por lo que se genere dentro del recinto, sino por las expectativas con las que carga en un año electoral en dónde cada palabra que diga el presidente debe ser sopesada. Si elige hablarle sólo a la militancia, el camino a octubre va a ser duro, pero confiamos en que el mensaje de Alberto sea como presidente de todos los argentinos, y abarque las propuestas para salir de una crisis que hoy golpea a todos.

Redacción

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