Editorial: Sputnik V. La vacunación y el negocio político de la vida

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La Cámpora se metió en varios distritos a hacerse cargo de la vacunación por fuera del sistema de salud

Hace unos días, se conoció una foto, que luego se transformó en noticia, en dónde se exhibía un cartel de la Cámpora en una unidad básica de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, dónde invitaba a la gente a anotarse para ser vacunada. La investigación siguió su curso y ya son varios los intendentes que salieron a denunciar la interferencia de esta agrupación del gobierno en el manejo, no sólo de las vacunas, sino de toda la vacunación.

Pareciera que ya no es el sistema de salud, quien está preparado técnica y profesionalmente para hacer esto, sino las organizaciones políticas las que se van a encargar de que la vacuna “que podría salvarnos” llegué a todos. En una entrevista con Leuco, ayer por la noche, Jorge Macri, el intendente de Vicente López, denunció que puso a disposición del ejecutivo provincial, todos los vacunatorios del municipio, pero decidieron que las vacunas se apliquen en locales de la Cámpora, sin las condiciones sanitarias adecuadas para ello.

Más allá de la preocupación por cuestiones técnicas acerca del manejo de las vacunas, los desechos patológicos, y una serie de cuestiones que hacen estrictamente al campo de la salud, que según nuestras leyes están delegados en organismos específicos. El problema aquí es que además van a montar una estructura sanitaria paralela, cuando ya existe una, pero sin las garantías de las que goza el sistema de salud.

En realidad, lo que uno entiende es que quieren apropiarse de la vacuna. Apropiarse políticamente del éxito de la vacunación de la población, porque después de un año de gobierno lo único que tienen para mostrarnos a los argentinos son aumentos, recesión, hambre y desempleo. Amén de que esta interferencia rompe con todas las lógicas políticas y sanitarias.

Es una canallada desde dónde se lo mire, porque en Argentina existen las condiciones necesarias para realizar una vacunación masiva, todos los años se aplican millones de dosis del calendario de vacunación en los centros de salud o vacunatorios de todo el territorio nacional, por lo que está decisión no tiene ni más ni menos que la intención de usar políticamente la lucha contra la pandemia.

Una vacuna que por cierto pagamos todos, nos la apliquemos o no, con nuestros impuestos, pero ahora parece que las necesidades políticas se anteponen a las sanitarias. El gobierno no te cuida, sólo se cuida a sí mismo. En un año electoral, pretenden levantar en las encuestas con algo tan sensible como es el manejo de las vacunas, que tienen procesos muy estrictos de almacenaje, frío y aplicación. No sólo son canallas, también son irresponsables.

Esta situación se dio, por ahora, solo en Buenos Aires, y los intendentes empezaron a alzar su voz por esta intromisión flagrante del ejecutivo provincial que permite y alienta que esta agrupación se encargue de la vacunación de los y las bonaerenses. Pero ya hay muchos gobernadores preocupados por este tema, dado que no están interesados que esto suceda en sus provincias, porque en definitiva son ellos quienes terminan poniendo la cara ante la población, y no los muchachos de Máximo.

Tal vez, en lugar de meterse en temas que no son de su competencia, la militancia debería ocuparse de lo que debe, y dejar la salud en manos de los profesionales que ya saben como hacer esto, y nos dan todas las garantías posibles. No se puede seguir contemplando la degradación institucional a la que están llevando al país quedándonos callados. Las vacunas, sean de la marca que sean, no pueden ser propiedad de una agrupación política, ni propiedad del patrón de turno, sino que debe seguir siendo una política pública y como tal debe ser manejada por el estado.

Redacción

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